Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Macabeos 15, 11-17

11 Armó a cada uno de ellos, no tanto con la seguridad de los escudos
y las lanzas, como con la confianza de sus buenas palabras. Les
refirió


además un sueño digno de crédito, una especie de visión, que alegró
a
todos.

12 Su visión fue tal como sigue: Onías, que había sido sumo
sacerdote, hombre bueno y bondadoso, afable, de suaves maneras,
distinguido en su conversación, preocupado desde la niñez por la práctica
de la virtud, suplicaba con las manos tendidas por toda la comunidad de los
judíos.

13 Luego se apareció también un hombre que se distinguía por sus
blancos cabellos y su dignidad, rodeado de admirable y
majestuosa
soberanía.

14 Onías había dicho: «Este es el que ama a sus hermanos, el que ora
mucho por su pueblo y por la ciudad santa, Jeremías, el profeta de Dios.»

15 Jeremías, tendiendo su diestra, había entregado a Judas una espada
de oro, y al dársela había pronunciado estas palabras:

16 «Recibe, como regalo de parte de Dios, esta espada sagrada, con la
que destrozarás a los enemigos.»

17 Animados por estas bellísimas palabras de Judas, capaces de
estimular al valor y de robustecer las almas jóvenes,
decidieron no
resguardarse en la defensa, sino lanzarse valerosamente a la ofensiva y que,
en un cuerpo a cuerpo, la fortuna decidiera, porque peligraban la ciudad, la
religión y el Templo.